El 13 de octubre de 2025, la Real Academia Sueca de Ciencias otorgó el Premio Nobel de Economía a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt por su aporte a la comprensión de cómo la innovación impulsa el crecimiento sostenido.
Su modelo, la teoría del crecimiento a través de la destrucción creativa, explica cómo el progreso se produce cuando las nuevas tecnologías y empresas reemplazan a las antiguas, generando transformación y desarrollo social.
La innovación en el centro
En 1942, Joseph Schumpeter introdujo el concepto de “destrucción creativa” para describir cómo la economía se renueva gracias a la innovación. Décadas después, Aghion y Howitt formalizaron esa idea en un modelo que demuestra cómo cada avance tecnológico aumenta la productividad mientras vuelve obsoletas las tecnologías anteriores. El crecimiento, según ellos, depende de la capacidad de crear conocimiento y reinventar procesos.
Desde la revolución industrial hasta la inteligencia artificial, este proceso ha sido la fuerza detrás de cada transformación económica. Sin embargo, el progreso también genera tensiones: empleos que cambian, industrias que desaparecen y habilidades que quedan atrás. Por eso, la innovación requiere acompañamiento: formar nuevas competencias, apoyar la transición laboral y promover políticas que estimulen la creatividad y la competencia. Como recuerda Mokyr, “las sociedades que prosperan son aquellas que fomentan la curiosidad científica, la educación y la libertad intelectual”.
Hoy, la inteligencia artificial representa un nuevo ciclo de destrucción creativa. Está redefiniendo la forma en que producimos conocimiento, automatizamos tareas y tomamos decisiones, del mismo modo en que lo hicieron la electricidad o Internet en su tiempo. El desafío es aprender a convivir con ella, formando personas y organizaciones adaptables que confíen en la tecnología.