En un mundo laboral en constante evolución, la capacitación se ha convertido en un pilar fundamental para el desarrollo de las empresas y trabajadores. En Chile, este ecosistema ha crecido de manera significativa, impulsado por iniciativas estatales como el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) y por una fuerte demanda de actualización en competencias digitales.
Chile cuenta con una amplia red de instituciones y programas destinados a la formación laboral. Entre los actores clave se encuentran:
Un estudio reciente de la Pontificia Universidad Católica de Chile reveló que un 70% de los trabajadores chilenos considera que la capacitación ha sido clave para su desarrollo profesional, y un 87% cree que impacta directamente en su desempeño laboral. Sin embargo, también se identificó una brecha en el acceso a la formación, especialmente en grupos de bajos ingresos y en zonas rurales.
Con la automatización ganando terreno, las habilidades digitales serán esenciales. Tecnologías como la inteligencia artificial y la realidad aumentada están revolucionando la capacitación, permitiendo un aprendizaje más inmersivo y efectivo.
Esta metodología permite a los colaboradores acceder a contenido formativo de manera flexible, optimizando tiempos y mejorando la aplicabilidad del aprendizaje en el trabajo.
La capacitación del futuro integrará habilidades socioemocionales que no sólo apunten a la productividad, sino que estén enfocados en el bienestar integral de los equipos.
El reskilling o re-capacitación laboral será clave para mantener la empleabilidad en un mundo en constante cambio. Las empresas deberán invertir en el desarrollo de habilidades que permitan a sus colaboradores adaptarse a nuevas funciones (upskilling) y tecnologías.
Para enfrentar los retos del futuro del trabajo, las empresas pueden adoptar diversas estrategias que les permitan mantenerse competitivas y fortalecer su capital humano:
El ecosistema de capacitación en Chile está en constante evolución, impulsado por las necesidades del mercado laboral y el avance tecnológico. Las empresas que adopten estrategias de aprendizaje innovadoras y centradas en el desarrollo integral de sus colaboradores mejorarán su competitividad y contribuirán con una fuerza laboral más preparada y resiliente frente a los desafíos del futuro.