Escrito por Carla García
Periodista Área de Estudios
10 Noviembre, 2022
Muchas empresas sienten la necesidad de innovar y modernizarse. Sin embargo, no todos son tan ágiles para responder a los cambios en el panorama empresarial.
Promover la innovación es como patinar sobre hielo delgado. Pueden surgir varios problemas al tratar de hacer entender a los trabajadores que deben romper el molde y aceptar el cambio.
Desde el mundo de los deportes hasta las estrellas empresariales de alto rendimiento, la idea del Growth Mindset o mentalidad de crecimiento no es un concepto nuevo, pero en el mundo acelerado de hoy en día, donde el éxito es tan importante como la supervivencia, desarrollar la mentalidad adecuada en toda su empresa y a través de los integrantes de su equipo es fundamental.
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El término “growth mindset” fue acuñado originalmente por Carol Dweck, psicóloga, profesora e investigadora de la Universidad de Stanford, en su libro “Mindset: The New Psychology of Success”.
La psicóloga estadounidense clasifica dos tipos principales de mentalidad. Una se llama mentalidad de crecimiento y la otra mentalidad fija, la primera es la creencia de que con trabajo arduo, deseo y perseverancia, la mayoría de las personas pueden desarrollar y mejorar sus talentos, habilidades e inteligencia y pueden lograr grandes cosas.
Por otro lado, aquellos con mentalidad fija creen que el talento y la inteligencia de una persona son más o menos innatos: o tienes ciertas características o no las tienes. En otras palabras, hay personas ‘dotadas’.
Las empresas con una mentalidad fija tienden a ir a lo seguro y se apegan a lo que saben que funciona por miedo al fracaso. Quienes tienen una mentalidad de crecimiento no tienen miedo de correr riesgos para obtener mayores ganancias en el futuro.
Cuando escuchamos sobre esta división polarizadora, la mayoría de nosotros tendemos a identificarnos con un lado o con el otro. La verdad es que nadie nace realmente con una mentalidad fija o de crecimiento: todos caemos en algún lugar del espectro entre ellos.
Si bien tener una mentalidad fija tiene sus propias ventajas, con una mentalidad de crecimiento, todos nos esforzamos por crecer. Entonces, ¿cómo puedes cultivar una mentalidad de crecimiento en tu organización?
A la hora de implementar un plan de capacitación, más allá de asegurar la experiencia de aprendizaje, la calidad de los contenidos formativos o asegurar que se distribuya correctamente a todos los miembros de la organización, existen factores externos que son muy difíciles de controlar.
Por ejemplo: ¿qué pasa por la mente de los trabajadores cuando lanzas un nuevo programa de formación?, ¿qué piensan cuando publicas nuevos cursos de e-learning? ¿realmente quieren mejorar sus habilidades y conocimientos, o lo hacen por obligación? La forma en que las personas perciben la capacitación puede determinar el éxito o el fracaso de su programa.
El Growth mindset asume que siempre hay espacio para crecer y continuar aprendiendo y mejorando. Esta mentalidad alienta a las personas a superar los desafíos, así como a asumir riesgos. Esto da lugar a la creatividad y la innovación, lo que a su vez conduce a la búsqueda constante de nuevas ideas y soluciones.
¿Pero qué pasa con la formación en las empresas? Al desarrollar una mentalidad de crecimiento, los profesionales asumirán que siempre hay espacio para crecer y continuar aprendiendo. Y en este sentido, verán el aprendizaje como una mejora, tanto a nivel personal como profesional.
Muchas empresas basan su cultura empresarial en el rendimiento: quién realiza la mayor cantidad de ventas, consigue el mayor negocio, abre la mayor cantidad de cuentas de clientes o realiza la mayor cantidad de llamadas.
Si bien es excelente reconocer los éxitos para cultivar una mentalidad de crecimiento, también es importante recompensar los esfuerzos, las experiencias de aprendizaje y la innovación para crear un entorno en el que los trabajadores se sientan bienvenidos a salir de la zona de confort, probar nuevas ideas y aprender de fallas
Juzgar a alguien como demasiado joven, demasiado viejo, demasiado inexperto o sin la educación suficiente para cualquier trabajo es un gran error que se comete cuando se opera con una mentalidad fija.
Proporciona a todo tu equipo herramientas educativas y recursos de capacitación para continuar aprendiendo y desafiándose a sí mismos.
Mira tus deficiencias (y las de tus trabajadores) como oportunidades, en lugar de deficiencias. Cada cosa nueva que te das cuenta de que no sabes presenta una nueva oportunidad para la formación y el crecimiento.
Si nunca has fallado en un esfuerzo, es probable que nunca lo hayas intentado. El fracaso allana el camino hacia el éxito con oportunidades de crecimiento y aprendizaje.
Cuando tú o aquellos que trabajan contigo fallan, reconoce y recompensa el intento. Para cultivar una mentalidad de crecimiento en tu empresa, debes crear una cultura de no temor al fracaso.
Aunque a todos nos encanta recibir cumplidos, la retroalimentación más valiosa es la que fomenta la mejora, en lugar de los sentimientos de aprobación. Ten la mente abierta cuando escuches críticas y haz buen uso de ellas.
Experimentar sentimientos de celos o frustración al presenciar el éxito de los demás (especialmente cuando uno se enfrenta a desafíos) es natural. Estos sentimientos, sin embargo, no son saludables.
Para fomentar y operar verdaderamente con una mentalidad de crecimiento, debes sentirte feliz de todo corazón por los éxitos y logros de los demás; las personas con mentalidad de crecimiento buscan mejorar en todas las áreas. Deja que el éxito de los demás te anime pensando: “¡Si ellos pueden hacerlo, yo también puedo!”
