Liderazgo ante la adversidad: la paradoja de Stockdale

25 Febrero, 2022

Escrito por Carla Garcia

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Periodista Área de Estudios

25 Febrero, 2022

  • Liderazgo y coaching

Liderazgo ante la adversidad: la paradoja de Stockdale

Este no es un típico artículo sobre liderazgo, esta es una historia real, en la que te contaremos el método que utilizó un prisionero de guerra para llegar a ser un líder significativo y sobrevivir en medio de uno de los peores conflictos bélicos del siglo XX. Hoy sus enseñanzas son utilizadas en las organizaciones más exitosas del último tiempo y te las queremos presentar

“Nunca debes confundir la fe en que vencerás al final – que nunca puedes permitirte perder – con la disciplina para enfrentar los hechos más brutales de tu realidad actual, sean los que sean”. – Almirante James Stockdale

Liderazgo ante la adversidad

La inminente necesidad de aprender de los tiempos difíciles es algo que toda organización debería tener en cuenta, Winston Churchill, señaló: “Nunca dejes que una crisis se desperdicie”. Las razones son claras, momentos como este, donde el mundo aún lucha contra el Covid-19 -junto al peligro inminente de nuevas cepas-, más el entorno VUCA y la incertidumbre de no saber que otra tragedia global podría venir; deja al descubierto que, estar preparados para una crisis es algo que hoy se torna necesario. Sobre todo para personas que tienen la responsabilidad de tener otros a su cargo, como los líderes.

¿En qué consiste la paradoja Stockdale?

Es un concepto que se desarrolla en profundidad en el libro Good to Great, de Jim Collins, el cual postula que la transformación productiva de una organización se origina cuando esta se enfrenta a circunstancias crudas y brutales. De hecho, el investigador dice que toda empresa que pasó de ser buena a excelente lidió y afrontó dificultades en el camino hacia la grandeza; eso sí, todo fue porque los equipos directivos respondieron siempre con una potente dualidad psicológica. 

La explicación está, en que los ejecutivos siempre mantuvieron una fe inquebrantable en el final del juego y tuvieron el compromiso de prevalecer como una gran empresa, a pesar de los hechos, por esta razón, es que a esta dualidad se le llama la paradoja de Stockdale

Entonces, ¿qué tiene que ver el almirante James Stockedale? Pues bien, Collins para explicar con más claridad en qué consistía esta paradoja, tomó su historia. El condecorado héroe de guerra en una de sus frases célebres señaló: Nunca debes confundir la fe en que prevalecerás al final —que nunca puedes permitirte perder— con la disciplina para enfrentar los hechos más brutales de tu realidad actual, sean los que sean“.

¿Qué significa la palabra paradoja y por qué la ocupa el almirante?

A grandes rasgos podemos señalar que se refiere a ideas o frases que en apariencia pueden ser incongruentes y contradictorias entre sí –además se dice que estas se suelen comprenden mejor desde la experiencia-. Lo que postula Stockedale es que debemos ser optimistas, pero equilibrados al enfrentarnos a la realidad. 

Para que esto sea posible, debe haber una confianza absoluta en que los objetivos se alcanzarán, pero siempre con humildad teniendo en cuenta la realidad que hay en el presente. 

Esta paradoja concluye que el optimismo debe tener un punto de encuentro con las circunstancias reales y actuales, la idea es que esta siempre se evalúe objetivamente dejando a un lado las percepciones personales para nivelarse junto al optimismo. 

En resumen, podemos decir que la paradoja de Stockdale trata de tener como idea principal: siempre esperar lo mejor, pero al mismo tiempo reconocer y prepararse también para lo peor. Esto se fundamenta, en que debemos desarrollar ciertas capacidades, para que al momento de enfrentarnos a una determinada situación, podamos equilibrar el optimismo con el realismo y acá es donde nace la paradoja; “contradicción” no antojadiza, que hizo posible que un prisionero de guerra logrará sobrevivir ante las circunstancias más adversas.

Basado en una historia real de liderazgo

En el libro “Una experiencia en Vietnam”, Stockedale, señala: Estaba en la cima. Pensé que había encontrado todas las claves del éxito y no tenía ninguna duda de que mi academia y mi formación como piloto de pruebas me habían proporcionado todo lo que necesitaba en la vida“. 

“’boom boom boom’ de un cañón de 57 milímetros. Me alcanzaron … ¡Qué mala suerte!”. Como si eso fuera poco, el Almirante, aterrizó en una aldea donde fue golpeado en una interminable jornada; a pesar de que sus huesos ya estaban rotos tras salir eyectado…

Luego pasó ocho años como prisionero de guerra en un lugar conocido como “Hanoi Hilton”: la mitad de ese tiempo estuvo aislado; dos años estuvo encadenado. Fue torturado más de 20 veces, trataron de utilizarlo como propaganda de “buen trato” a los norteamericanos, pero se negó, aunque esto le valiera eternos castigos que lo dejaron moribundo. 

Sabemos que las situaciones en guerra son extremas. Tanto es así que James, fue capaz de infringirse una herida casi mortal para que sus captores comprendieran que él no iba a dar su brazo a torcer. Tras esto, fue prácticamente revivido por los nortvietnamitas, quienes ya seguros de su indomable espíritu, decidieron reducir considerablemente el hostigamiento y tortura hacia los prisioneros de guerra. 

Debemos tener en consideración que Stockdale pasó por una situación en la que no tenía: derechos de prisionero, fecha de liberación establecida y certeza de si sobreviviría para volver a ver a su familia… Lo admirable de su historia es, que a pesar de las circunstancias, Stockedole, decidió ser un símbolo de resistencia y sacrificio.

A pesar de todo, durante ese periodo Stockdale manifestó comportamientos de liderazgo tales como: 

En los pasajes del libro de Collins, Stockedale señala: “Nunca dudé no solo de que saldría, sino también de que al final prevalecería y convertiría esta experiencia en el evento definitivo de mi vida, que, en retrospectiva, no cambiaría”.

Ante esto el autor del libro pregunta:

-¿Quién no logró salir? -a lo que él responde.

-¡Oh, eso es fácil! Los optimistas.

-¿Los optimistas? No entiendo -señala Collins, a lo que Stockedale en su vejez responde;

-Los optimistas. Oh, ellos fueron los que dijeron: ‘Saldremos en Navidad’. Y llegaba la Navidad y se iba la Navidad. Luego decían: ‘Saldremos en Pascua’. Y venía la Pascua y se iba la Pascua. Y luego Acción de Gracias, y luego volvía a ser Navidad. Y murieron con el corazón roto”.

Tras esto, el héroe de guerra voltea en medio de la conversación hacia el investigador y dice: “Ésta es una lección muy importante. Nunca debes confundir la fe en que vencerás al final, que nunca puedes permitirte perder, con la disciplina para enfrentar los hechos más brutales de tu realidad actual, sean los que sean”.

Esa paradoja le permitió sobrevivir, lo hizo merecedor de la gratitud de sus compañeros de prisión y de su país. La perseverancia le valió por sobre todo a prevalecer el mismo y ayudar a su equipo a hacerlo. Esto mismo, también lo hizo retornar a casa, continuar estudiando, enseñar filosofía en Standford, llegar a ser candidato a la vicepresidencia de EE. UU. junto a un sin número de condecoraciones y reconocimientos hasta el día de su tranquila muerte en el año 2005. 

¿Qué tiene que ver esta trágica historia con mi organización?

No sabemos cuánto tiempo estaremos frente a los embates de la crisis sanitaria, ni tampoco los desafíos a los que en el futuro quizás nos enfrentemos, ante esto, los líderes de toda organización deben estar preparados.

Collins quería descubrir cuáles eran los factores que diferenciaban a las empresas “buenas” de las “grandes”. Le tomó cinco años identificar elementos que tenían las empresas que, en menos de 15 años, daban tres aumentos asombrosos en rentabilidad de acciones. 

Para esto estudio datos de 1435 empresas, ahí se percató que 11 de ellas cumplían con ciertos criterios de liderazgo; puesto que los ejecutivos de estas organizaciones mantenían esta dicotomía de humildad personal e intensa voluntad profesional.  

Para explicar la paradoja, Collins se entrevista y toma las enseñanzas de Stockdale, que nos dicen que ser extremadamente pesimista u optimista y ponerse en uno u otro papel es manejar mal las expectativas.

Él, no se hizo ilusiones así mismo ni a su equipo, sabía que existían factores que claramente él no podía controlar. A pesar de esto siempre, y reitero siempre, tuvo presente la contradictoria certeza y fe inquebrantable, en la victoria final. Que hasta el día de hoy da vida a la paradoja lleva su nombre.

 

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